Por el respeto a las víctimas de las bombas.

 

Estimado señor Aznar,

 

En medio de la rabia que deja la explosión de las bombas colocadas por unos cobardes asesinos, no puedo callarme. No me quiero callar ante aquellos que utilizan las armas para asesinar a las personas que nada tienen que ver, ni con su proyecto, ni con su guerra. Ni ante aquellos que defienden o promueven el uso de estas armas. No me quiero callar, ni quiero defender algunas víctimas sí, y otras no. Las personas que mueren asesinadas por las bombas son todas iguales. No hay justificación ninguna. Por eso, no me quiero callar después de escuchar su discurso.

 

Todavía no estaban recogidos los cuerpos de las personas víctimas de aquellos que creen en la razón de las bombas, y Usted ya tenía que hacer uso político de la tragedia. Usted se apropió de estos muertos como mártires de su bandera.

 

Utilizar bombas de forma indiscriminada para defender ciertos valores, no depende de estar en favor de  una u otra constitución. Usted se declara defensor de la actual constitución. Me parece bien. Pero usted mandó arrojar bombas encima de un pueblo, de sus casas, de sus mercados, de sus trenes. Murieron miles de personas asesinadas por estas bombas. Y allí quedan decenas de miles de familiares de víctimas en medio de un caos incontrolable. Dejé mi sueño, y lloré por estas víctimas, igual que lo hago por las actuales.

 

¿Puedo pedirle, qué diferencia hay entre las víctimas que mueren asesinadas por una bomba dejada en un tren, o por una bomba arrojada desde un avión? Son asesinadas igual, víctimas de un objetivo declarado por encima de su vida. Son víctimas iguales de los criminales que creen que la defensa de sus valores justifica los daños ‘colaterales’.

 

Hay que dejar en paz a los muertos, dijo usted hace poco. Y ahora usted dice que a éstos muertos, nunca va a olvidar. ¿Será que algunos muertos molestan y otros no? Los familiares de las últimas víctimas del terror siempre van a contar con su apoyo. Los familiares de los 30.000 detenidos-desaparecidos y enterrados en fosas anónimas, todavía esperan al apoyo de algún político nacionalista español. De todos los países del mundo vienen a trabajar, como voluntarios, para que no se olviden a estas personas, víctimas de un terrorismo que usted nunca quiso condenar.

 

Al escuchar las noticias, me puedo imaginar muy bien cómo se sienten los familiares de las víctimas del terrorismo. Viví muy de cerca el dolor de las víctimas de las bombas y del terrorismo en Croacia y en Colombia. Me recuerda demasiado a la tristeza, la incomprensión, la rabia y la angustia que viví en esos momentos, junto con las victimas del terrorismo. Me recuerda a los entierros de las víctimas de unos terroristas en un país –Colombia– que usted visitó hace poco. Eran víctimas de un grupo armado que actúa bajo el nombre de las AUC. Pero todos saben, menos los que no quieren verlo, que este grupo terrorista cuenta con el apoyo del ejército oficial. También en esa acción, y a pesar de las capuchas, fueron reconocidos algunos de los militares que suelen estar en la carretera hacia el pueblo. Existen decenas de informes de Naciones Unidas (del Alto Comisionado para los Derechos Humanos), igual que decenas de informes de Amnistía Internacional, de Human Rights Watch, de la Federación Internacional de los Derechos Humanos, y de tantos más, que dejan claro que los paramilitares (que actúan bajo el nombre de AUC) fueron creados, armados y apoyados por el mismo estado a través de su ejército. Usted expresó su apoyo incondicional a un presidente que, igual que sus predecores, se niega a cumplir con las recomendaciones de las NNUU. Las mismas  NNUU no dejan de criticar su política de Seguridad Democrática, por su falta total de garantías y respeto a los derechos fundamentales. Los familiares de aquellas víctimas del terrorismo no reciben ningún apoyo de su gobierno. No existen investigaciones, y mucho menos personas declaradas culpables por algún tribunal. Al contrario, a diario viven amenazadas y tratadas como enemigos de la democracia por denunciar el modelo de estado que les quiere imponer su gobierno.

 

Son muchas palabras, igual demasiadas, en momentos que sólo deberíamos estar tristes. Pero el uso político que usted hace en estos momentos, hablando de ‘los españoles de bien’, de ‘estar del lado de constitución’ o de la ‘España unida’ es completamente contradictorio con estas otras palabras suyas, que ‘debemos dar voz’ a los familiares de las víctimas. Me gustaría que los familiares de tantas otras víctimas que mueren bajo bombas (españolas) tuvieran una voz que usted pudiera escuchar.

 

Usted y su gobierno venden, hasta regalan, armas a los gobiernos que violan de forma sistemática los Derechos Humanos. No sólo en Colombia, la lista es más larga: Arabia Saudí, Nepal, Israel, Pakistán, etc.  No importa si son regímenes con poca o nula democracia. Ni importa si son dictaduras militares que disponen de armas de destrucción masiva, como es el caso de Pakistán.

 

Cuando participo en una manifestación, no lo haré bajo ninguna bandera nacional, ni por ninguna constitución. Lo haré en nombre de los Derechos Universales, en solidaridad con todas las víctimas y bajo el lema, NO A LAS BOMBAS.

 

Atentamente

 

Hendrik Vaneeckhaute